MILICIAS BUDISTAS MASACRAN MUSULMANES


En los primeros días de agosto de 2012, cuando se han cumplido ya seis semanas del inicio de los enfrentamientos entre rohingyas y rakhaines en el Estado de Rakhine, al oeste de Myanmar (Birmania), que han provocado una nueva afluencia de refugiados a la frontera con Bangladesh, Amnistía Internacional denuncia que se está produciendo un aumento en los ataques y la represión ejercida por las fuerzas de seguridad birmanas contra las minorías musulmanas del país.

Todo esto ocurre mientras el nuevo régimen civil birmano (en el que se mantiene gran parte del peso de la Junta Militar que gobernó durante más de 20 años, hasta marzo de 2011, calificada muchas veces como “la peor dictadura del mundo”) hace gestos de apertura internacional y “permite” que la Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi –a la que han mantenido 17 años en arresto domiciliario- recorra varios países occidentales.

La ministra de Asuntos Exteriores de Bangladesh, Dipu Moni, ha pedido al gobierno birmano que repatrie inmediatamente a los refugiados, y a los ciudadanos sin papeles que están llegando a su país. Según la página E-Bangladesh, el número de censados en los campos de Kutupalang y Nayapara, en el distrito de Cox’s Bazar, “alcanzaba ya los 30.000 al comienzo del año; a pesar de las repetidas promesas, el gobierno de Myanmar no les deja regresar a sus casas”.

Según Global Voice Online –una red mundial de blogueros que traduce y publica artículos y noticias en 25 lenguas- desde que comenzó la violencia han muerto más de cien personas y ya son más de 50.000 los desplazados. En la página web de la BBC aparecen testimonios recogidos sobre el terreno del terror a que están sometidos los rohingyas; aunque en algunas páginas birmanas también hay constancia de la intensificación de sus ataques al régimen militar.

Mientras todo esto ocurre, la organización Human Rights Watch publica en la primera semana de agosto un informe acerca de lo que está ocurriendo con la minoría rohingya: un informe aplastante para el gobierno birmano, pero también para los países vecinos y la comunidad internacional, “cegados” todos por los avances democráticos que se están produciendo en el país.





El 10 de junio de 2012, el gobierno de Myanmar declaró el estado de excepción en Rakhine que, al día de hoy, continua vigente en algunas zonas. Según Amnistía Internacional “la nasaka, policía de fronteras, el ejército y la policía han llevado a cabo operaciones de gran envergadura en las zonas de mayoría rohingya. Hay cientos de personas detenidas, principalmente hombres y adolescentes. De muchos de ellos se ignora el paradero y otros han sufrido malos tratos”.

Restless Beings, responsable de un proyecto humanitario en Myanmar, ha escrito a la organización internacional: “En las dos últimas semanas, la comunidad internacional está disminuyendo la presión que ejercía sobre el régimen birmano. Ahora se habla de las oportunidades económicas que ofrece el país y el gobierno demócrata de Obama es favorable a que se levanten las sanciones a Birmania; de forma que casi nadie escucha cuando se lanzan llamamientos de ayuda a la minoría de los Rohingyas”. Las fuentes de Globan Voices Online aseguran que han detenido a miles de rohingyas, que ahora se encuentran en la cárcel de Buthidaung, donde se les tortura: “Cada día, por la mañana y por la noche, sacan a 40 detenidos de las celdas para pegarles violentamente”.

Mohamed Mufiz, hijo de una víctima cuenta: “Nuestra comunidad es el objetivo preferido por el “Fantasma de la muerte” (especie de hooligans nacionalistas organizados en bandas). Pedimos a la comunidad internacional que nos salve a tiempo, tanto de los planes del gobierno de Myanmar como de los nacionalistas del estado de Rakhine, que quieren erradicarnos de la superficie de nuestra isla ancestral”.

Una coalición de 58 asociaciones de la sociedad civil, encabezadas por Refugees International, el Proyecto Arakan y el Fondo para la Igualdad de Derechos, condena y divulga las atrocidades que se están cometiendo con la comunidad rohingya a la que, por otra parte, algunos monjes budistas de la zona acusan de estar bloqueando la llegada de ayuda humanitaria, para impedir que se distribuya.

En la revista Angry Asian Buddhist se puede leer: “Defendemos los derechos de los musulmanes rohingya en Birmania, lo mismo que defendemos los derechos de los budistas jumma en Bangladesh. Condenamos la condena contra ambas comunidades y condenamos la historia de persecuciones y opresión que no puede borrase simplemente de un día para otro. Condenamos además la simplificación de los conflictos políticos y socioeconómicos, diciendo que son enfrentamientos entre budistas y musulmanes”. En distintos lugares del mundo están teniendo lugar manifestaciones de apoyo a los rohingya, en este verano de 2012.

En la página de Global Voices Online, el Dr Habib Siddiqui resume lo que está ocurriendo en Birmania: “El fondo del problema se remonta a la ley de ciudadanía de1982, que no considera a los rohingya ciudadanos birmanos. Son extrajeros. Pero es absurdo porque está demostrado que los ancestries de los rohingya llegaron a Arakan hace miles de años”. El bloguero Zaw Lwin Oo ha confeccionado una lista de nombres de reyes musulmanes, que se remonta hasta el siglo XV.

Para el periodista Matthieu Vendrely, autor de un largo informe sobre los rohingyas en el canal internacional francés TV5 Monde, se trata de “la minoría más perseguida del mundo” según la ONU. Y, según el presidente birmano Thein Sein –quien defiende oficialmente el diálogo con las minorías étnicas, e incluso con sus eventuales brazos armados-, “es imposible aceptar la presencia de los rohingyas en Birmania porque entraron ilegalmente en el país y no forma parte del sistema étnico birmano”.

En cuanto a Aung San Suu Kyi, la “Dama de Rangún”, a quien naturalmente se le ha preguntado por el asunto durante su periplo europeo, no les defiende abiertamente y el único comentario que hace es un llamamiento a la “reconciliación nacional”.

Comentarios

Entradas populares