VIOLADOR VIOLADO Y FILMADO MIENTRAS LO MATAN: RICHARD CARRILLO

El 1 de diciembre pasado, los diarios de Maracaibo publicaban en sus columnas de sucesos el asesinato de un hombre privado de libertad a manos de sus compañeros de celda.
Los periodistas no escatimaron detalles: Boca abajo y con un cuchillo clavado en el ano, tras una golpiza en donde fue violado reiteradas veces y con los intestinos al aire, el cuerpo de Richard Carrillo fue encontrado sin vida por las autoridades en la celda 2A del pabellón C del retén
El Marite de la ciudad. Carrillo había sido acusado de ser el violador de 25 estudiantes universitarias, el mismo que desde 8 años atrás mantenía atemorizada la comunidad de La Universidad del Zulia.
Pero en las vertiginosas 72 horas que mediaron entre el arresto de Carrillo y su muerte, las autoridades no tomaron en cuenta las declaraciones a su favor de sus vecinos en el barrio Ziruma, las irregularidades que rodearon a su aprehensión o la falta de pruebas que vincularan al acusado con sus víctimas.
Después de ese primero de diciembre, dos estudiantes más han sido atacadas bajo el modus operandi descrito para el violador en serie, confirmando una hipótesis que crecido en los últimos días: Richard Carrillo era inocente.
Richard Nilton Carrillo Troconis nació en Lima, Perú, hace 35 años, hijo de una familia de cuatro hermanos. Su padre, Leoncio Carrillo Zavala, emigró a Venezuela en la década de los 70´s atraído por la bonanza económica vivida por el país tras la nacionalización petrolera. Década y media después, la familia vuelve a reunirse, sumando 6 miembros a los 113.150 paisanos que según el padrón electoral peruano del 2005 viven en Venezuela.
Richard tenía 15 años viviendo en el país, en donde su oficio más conocido era la fabricación de vasijas y esculturas artesanales alusivas a la cultura peruana. Cuando las ventas iban mal, hacía trabajos de pintura y albañilería. A mediados del 2005 pausa su vida sedentaria y se muda a Maracaibo, ocupando un inmueble del callejón Mara del barrio Ziruma. Nubes de tormenta comienzan a signar el cielo de los Carrillo: el 5 de septiembre del 2006, Leoncio Carrillo era asesinado en una unidad de transporte público en Valencia al resistirse a un asalto.
Al enterarse de la detención del peruano, su comunidad no dudó en expresar su solidaridad y manifestarse ante los medios.
Heidy Morales, quien lo conocía desde su llegada al barrio, afirmó "Richard no era ningún violador. Era un hombre sano, tranquilo y trabajador. No le faltaba el respeto a ninguna mujer y tampoco se le veía cara de sádico?".
Rebeca Bracho, por su parte, declaró "Ese muchacho no era ningún violador, siempre estaba pendiente de ayudar a los vecinos que le pidieran algún favor?."
Cuando los periodistas se acercaron al barrio Ziruma para averiguar quien era Carrillo, alrededor de 50 personas salieron de sus casas para atestiguar a su favor.
La versión de la Policía Municipal de Maracaibo afirma que Carrillo fue detenido en las inmediaciones de la Universidad del Zulia a las 11 de la mañana del 25 de noviembre. El acta policial suscrita por el oficial Windy Medina, placa 0483, afirma que tras recibir la denuncia por abuso sexual, perpetrada por un individuo de tez morena, contextura doble, 1.65 de estatura, pantalón marrón y camisa azul, armado con un cuchillo, logran divisar al sospechoso en la Avenida Universidad, en sentido sur-norte.
Con el apoyo del oficial Nestor Ocando, placa 0760 tras la persecución y captura del presunto implicado, los funcionarios incautan un cuchillo con empuñadura de madera. Caso resuelto.
Pero, una comunicación firmada por 125 habitantes del barrio Zaruma desmiente la versión policial. En horas de la tarde de ese 25, el suelo caliente de la comunidad fue transitado por dos patrullas policiales, una de las cuales con tres mujeres a bordo intentando identificar al responsable de la agresión sexual.
Richard Carrillo almorzaba en casa de Isabel Lavarca y al escuchar el alboroto, se suma a la muchedumbre que preguntaba las razones de la razzia en el barrio. De la oscuridad y los llantos, una mano lo señala. Entre empujones y resistencia por parte de los vecinos, Carrillo es detenido y trasladado a la comisaría. Los testigos de la comunidad niegan que al peruano le hayan encontrado arma alguna al momento de su captura.
Camino hacia la muerte
Un día después, las autoridades organizan una rueda de prensa para presentar a los medios el violador de las estudiantes universitarias. El comisario Nelson Acurero explica, asediado por las grabadoras, que el violador poseía dos cómplices que lo trasladaban a los sitios donde seleccionaba a sus víctimas.
El modus operandi, realizado a las 25 víctimas, comprendía su selección por sus características físicas: 1,65 de estatura y 22 años de edad. No es necesario ser un fanático de la serie SCI para percatarse lo que los familiares notan con estupor: el comisario manipula el cuchillo, la evidencia principal, sin ninguna protección, contaminando la evidencia.
El Diario Panorama publica la noticia dedicando 2 de los 12 párrafos a las protestas de los vecinos y familiares. Cuando deciden visitar la redacción del rotativo más importante de la región para ejercer su derecho a réplica, la respuesta es el silencio. La sentencia de muerte comienza a configurarse.
El mismo oficial del acta de detención levanta a su vez el acta de notificación de derechos, procedimiento mediante el cual se le informan sus derechos al detenido, con lo que su aprehensión se apega al ordenamiento jurídico.
El acta, que muestra como hora de la detención las 11 y 10 de la mañana es firmada por una rúbrica que los familiares de Carrillo afirman, con pruebas en la mano, no es la verdadera. Junto a una docena de vecinos, los familiares logran entrevistarse con Nancy Acosta, la defensora pública asignada a Carrillo y ponerla al corriente de los elementos que señalaban que el proceso seguido al imputado estaba viciado de ilegalidad.
La actitud de la abogada es calificada por los familiares como de inacción: no hace mayores esfuerzos en pro de la defensa, simplemente deja que la Fiscalía, quienes acusan, se encarguen de demostrar su inocencia.
La Asociación de Vecinos de Ziruma redacta una constancia de buena conducta de Richard, y tras ser entregada a la defensa, inexplicablemente, no se consigna al expediente. Tampoco se impugnaron las actas policiales ni se solicitó la libertad inmediata del procesado. El peruano caminaba directo al cadalso. Este es el video de su violación y muerte:
Los periodistas no escatimaron detalles: Boca abajo y con un cuchillo clavado en el ano, tras una golpiza en donde fue violado reiteradas veces y con los intestinos al aire, el cuerpo de Richard Carrillo fue encontrado sin vida por las autoridades en la celda 2A del pabellón C del retén
El Marite de la ciudad. Carrillo había sido acusado de ser el violador de 25 estudiantes universitarias, el mismo que desde 8 años atrás mantenía atemorizada la comunidad de La Universidad del Zulia.
Pero en las vertiginosas 72 horas que mediaron entre el arresto de Carrillo y su muerte, las autoridades no tomaron en cuenta las declaraciones a su favor de sus vecinos en el barrio Ziruma, las irregularidades que rodearon a su aprehensión o la falta de pruebas que vincularan al acusado con sus víctimas.
Después de ese primero de diciembre, dos estudiantes más han sido atacadas bajo el modus operandi descrito para el violador en serie, confirmando una hipótesis que crecido en los últimos días: Richard Carrillo era inocente.
Richard Nilton Carrillo Troconis nació en Lima, Perú, hace 35 años, hijo de una familia de cuatro hermanos. Su padre, Leoncio Carrillo Zavala, emigró a Venezuela en la década de los 70´s atraído por la bonanza económica vivida por el país tras la nacionalización petrolera. Década y media después, la familia vuelve a reunirse, sumando 6 miembros a los 113.150 paisanos que según el padrón electoral peruano del 2005 viven en Venezuela.
Richard tenía 15 años viviendo en el país, en donde su oficio más conocido era la fabricación de vasijas y esculturas artesanales alusivas a la cultura peruana. Cuando las ventas iban mal, hacía trabajos de pintura y albañilería. A mediados del 2005 pausa su vida sedentaria y se muda a Maracaibo, ocupando un inmueble del callejón Mara del barrio Ziruma. Nubes de tormenta comienzan a signar el cielo de los Carrillo: el 5 de septiembre del 2006, Leoncio Carrillo era asesinado en una unidad de transporte público en Valencia al resistirse a un asalto.
Al enterarse de la detención del peruano, su comunidad no dudó en expresar su solidaridad y manifestarse ante los medios.
Heidy Morales, quien lo conocía desde su llegada al barrio, afirmó "Richard no era ningún violador. Era un hombre sano, tranquilo y trabajador. No le faltaba el respeto a ninguna mujer y tampoco se le veía cara de sádico?".
Rebeca Bracho, por su parte, declaró "Ese muchacho no era ningún violador, siempre estaba pendiente de ayudar a los vecinos que le pidieran algún favor?."
Cuando los periodistas se acercaron al barrio Ziruma para averiguar quien era Carrillo, alrededor de 50 personas salieron de sus casas para atestiguar a su favor.
La versión de la Policía Municipal de Maracaibo afirma que Carrillo fue detenido en las inmediaciones de la Universidad del Zulia a las 11 de la mañana del 25 de noviembre. El acta policial suscrita por el oficial Windy Medina, placa 0483, afirma que tras recibir la denuncia por abuso sexual, perpetrada por un individuo de tez morena, contextura doble, 1.65 de estatura, pantalón marrón y camisa azul, armado con un cuchillo, logran divisar al sospechoso en la Avenida Universidad, en sentido sur-norte.
Con el apoyo del oficial Nestor Ocando, placa 0760 tras la persecución y captura del presunto implicado, los funcionarios incautan un cuchillo con empuñadura de madera. Caso resuelto.
Pero, una comunicación firmada por 125 habitantes del barrio Zaruma desmiente la versión policial. En horas de la tarde de ese 25, el suelo caliente de la comunidad fue transitado por dos patrullas policiales, una de las cuales con tres mujeres a bordo intentando identificar al responsable de la agresión sexual.
Richard Carrillo almorzaba en casa de Isabel Lavarca y al escuchar el alboroto, se suma a la muchedumbre que preguntaba las razones de la razzia en el barrio. De la oscuridad y los llantos, una mano lo señala. Entre empujones y resistencia por parte de los vecinos, Carrillo es detenido y trasladado a la comisaría. Los testigos de la comunidad niegan que al peruano le hayan encontrado arma alguna al momento de su captura.
Camino hacia la muerte
Un día después, las autoridades organizan una rueda de prensa para presentar a los medios el violador de las estudiantes universitarias. El comisario Nelson Acurero explica, asediado por las grabadoras, que el violador poseía dos cómplices que lo trasladaban a los sitios donde seleccionaba a sus víctimas.
El modus operandi, realizado a las 25 víctimas, comprendía su selección por sus características físicas: 1,65 de estatura y 22 años de edad. No es necesario ser un fanático de la serie SCI para percatarse lo que los familiares notan con estupor: el comisario manipula el cuchillo, la evidencia principal, sin ninguna protección, contaminando la evidencia.
El Diario Panorama publica la noticia dedicando 2 de los 12 párrafos a las protestas de los vecinos y familiares. Cuando deciden visitar la redacción del rotativo más importante de la región para ejercer su derecho a réplica, la respuesta es el silencio. La sentencia de muerte comienza a configurarse.
El mismo oficial del acta de detención levanta a su vez el acta de notificación de derechos, procedimiento mediante el cual se le informan sus derechos al detenido, con lo que su aprehensión se apega al ordenamiento jurídico.
El acta, que muestra como hora de la detención las 11 y 10 de la mañana es firmada por una rúbrica que los familiares de Carrillo afirman, con pruebas en la mano, no es la verdadera. Junto a una docena de vecinos, los familiares logran entrevistarse con Nancy Acosta, la defensora pública asignada a Carrillo y ponerla al corriente de los elementos que señalaban que el proceso seguido al imputado estaba viciado de ilegalidad.
La actitud de la abogada es calificada por los familiares como de inacción: no hace mayores esfuerzos en pro de la defensa, simplemente deja que la Fiscalía, quienes acusan, se encarguen de demostrar su inocencia.
La Asociación de Vecinos de Ziruma redacta una constancia de buena conducta de Richard, y tras ser entregada a la defensa, inexplicablemente, no se consigna al expediente. Tampoco se impugnaron las actas policiales ni se solicitó la libertad inmediata del procesado. El peruano caminaba directo al cadalso. Este es el video de su violación y muerte:
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