EL DERECHO DE CONTAMINAR

Un ejemplo de lo que digo lo tienen ahí nomás. Se bajan en Catedral, línea D, y se topan de lleno con aquella mujer que vela por los derechos de los fumadores. Es la que tuvo la iniciativa, y la que está tan bien retratada en esta foto que le tomé.
Dice que los intoxicadores (perdón, los fumadores, aunque es lo mismo) tienen derecho de esparcir sus humos por donde quieran. Dice que los dejaron censurados al decretar el gobierno una ley antitabaco, prohibición absoluta de fumar en espacios públicos.
Ellos hacen que los que no fumamos fumemos al largar sus humos rancios. Pero no aceptan que si quieren fumar, lo hagan donde no nos contaminen. Hay más casos de cáncer de pulmón en gente no fumadora, que convivía con fumadores, que de fumadores propiamente dicho.
Pero los vicios son así. La gente los defiende como sea. Me hartan estas cosas, porque mientras el mundo se cae abajo por el mal funcionamiento de los gobernantes, y porque siempre se mira lo de uno, en lugar del bien social, hay gente que defiende sandeces.

Pero claro, importa más el derecho de contaminar que el de un mundo limpio y sin matanzas como las que presento aquí.
Ah, pero esto no es toda la estupidez humana. Cruzando enfrente de donde está la señora, una marcha a favor de Fidel Castro y Hugo Chavéz. Pues aquí no me pude contener y estalle en admoniciones, refutando duramente las mentiras que vociferaban.
Qué pena que sin rigor histórico todos crean cualquier cosa. Y que se jacten que la pobreza en Cuba es culpa de los yanquis. Pero ¿Quién recluyó Cuba? ¿Quién no permite la entrada de inversores al país? ¿Y quien está en el puesto número 7 de los millonarios más grandes del planeta? Adivinaste: Fidel Castro.
Ahora me voy a lo de Warham. Tengo una novedad para él. Es la chica de Jujuy que mató a su hijito. Quizá se haga un viajecito.
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