A LA NOCHE...

Cuando paseo por el microcentro de noche, realmente, me doy cuenta de la especie con la que convivo. Está lleno de ojos que te miran desde los suelos sucios y olorosos de las calles. Transeúntes que son perversos de trajes. Mujeres que te dan tarjetas para meterte dentro de sus burdeles con olor a perfume barato y arrebatarte el dinero.

Un turista en el centro de Buenos Aires es un blanco a las desgracias. Es un foco donde todos los malnacidos intentarán sustraerle hasta la propia dignidad.

Es por las calles Florida y Lavalle, donde se tejen los delincuentes agazapados. Después de que las estatuas vivientes se marchan, cuando ralea la gente, surgen los necesitados y los criminales. No es que aparecen en ese momento. Siempre estuvieron. Pero ahora es cuando se los ve.

Cuidado!

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