BARILOCHE CONTAMINADO

La última vez que me paseé por Bariloche, el calor que sentí ni en Buenos Aires lo había sentido. Pese a verse a la distancia las montañas nevadas, sentí que algo no estaba bien con el clima. Luego, leyendo, investigando, confirmé lo que mi sangre me decía.

Lo peor de todo es la impotencia. El no saber qué demonios hacer para detener esto que se trasluce. Bariloche, por ejemplo, ahora sabemos que se han contaminado sus aguas por la perforación petrolifera. Los pobladores hasta pájaros empetrolados encontraron.

El intendente del Nahuel Huapi, Juan Salguero, dijo que la explotación estaría a sólo 3.500 metros del Parque Nacional. Y lo más grave: confirmó que dos arroyos atraviesan el área y desembocan en el río Ñirihuau para terminar en el lago Nahuel Huapi, corazón del área protegida.

Claro que el Gobierno provincial minimizó todo informando que la licitación "está orientada a la explotación gasífera".

Pero los funcionarios admitieron que aún no se sabe si el lugar podría convertirse en una explotación petrolera. Y confirmaron que, si se extrae gas, también brotará petróleo. Ergo: por algo los pájaros están embadurnados de petróleo.

Así y todo, ¿a quién le interesa esto? ¿Quién verdaderamente hace algo por esto? Muy pocos. Son limitados los recursos. Y aquel paraje de ensueño, donde a más de uno le traerá recuerdos nostalgicos, se convertirá en un pozo de contaminación.

En efecto, las aguas ya no son lo de otrora. Los lagos del sur ya no tienen ese color cristalino que recordamos. Un estudio bacteriológico de rutina determinó que un sector del lago Moreno tenía casi 200% más de Escherichia coli que lo permitido y, por lo tanto, se prohibió el uso del lugar como balneario.

Damos un paso nosotros, y la contaminación que permitimos en nuestras narices da 1000 pasos más.

La presidente, muy "devota" de su patagonia, da estos permisos y se calza gorros rusos sonriente para la cámara. El resto, nos ocupamos de seguir esclavizados en el trabajo que nos consume la vida misma. Y los pocos que podrían hacer algo se la pasan tomando sol en Palermo, ajenos a todo, bebiendo sorbos de té frío en algún restaurant de Recoleta.

Sea como sea, me da una profunda tristeza enterarme de estas cosas. Una tristeza muy grande por cuanto Bariloche para mi era un sitio muy especial. Por otro lado, tengo tanta bronca por esta injusticia que más tarde o más temprano estallaré.

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