LA COLINA DE LOS OJOS MALDITOS: LA FAMILIA SAWNEY BEAN

Todas se basan en un personaje que realmente existió. Sawney Bean, conocido como “El caníbal de las colinas”.
Probablemente sea el más famoso de la antigüedad. Y también el más degenerado por la industria del cine al relacionarlo con el asesinato, el incesto, el salvajismo y la perversión.

Si bien su infancia y juventud no fue demasiado anormal para la época, pronto conoció a Agnes Douglas, la cual se convirtió en su compañera sentimental.
Al poco, ambos huyeron cuando Agnes fue acusada de brujería. Y se instalaron en una cueva de Ballantrae, en una zona costera que lindaba con un camino.
La cueva tenía casi dos kilómetros de galerías y allí comenzaron su vida en común.

Enseguida comenzaron a procrear a un ritmo alarmante (en una cueva no hay mucho que hacer), y claro, su estirpe necesitaba subsistir, para lo cual comenzaron a asaltar a muchos más viajeros y, en algunos casos de necesidad, a comerse a sus propios hijos y a alimentar a los demás con los restos.
Sin embargo, cuando los primeros hijos comenzaron a hacerse mayores, el número de viajeros desaparecidos aumentaba, pero lo que en realidad sucedía es que ningún miembro de una caravana lograba sobrevivir a los enfurecidos ataques de la familia Bean, los cadáveres eran trasladados a la cueva, donde toda la familia saciaba su apetito.
Llegaron a aficionarse a la carne humana hasta tal punto que se convirtió en su único alimento.
Muchos lugareños fueron ajusticiados acusados de las desapariciones de los que osaban adentrarse en ese sendero, pero ninguno reconocía la culpabilidad por lo que se detuvieron los ajusticiamientos, y, a pesar del miedo de la gente, no existía otra ruta por la que transportar mercancías o moverse de pueblo en pueblo, por lo que los hechos seguían ocurriendo.

El incesto era una práctica habitual, madre con hijos, nietas con padre, entre hermanos etcétera. Todo esto consiguió que muchos naciesen con malformaciones o defectos psicológicos, lo que acentuaba su ya de por sí asilvestrada existencia.
Las desapariciones de soldados del ejército del rey hizo que cundiese aun más la alarma, porque, por más que se enviaban patrullas con el fin de encontrar a los asesinos, la especial ubicación de la cueva hacía que el agua penetrase más de 200 metros en la morada cuando la marea estaba alta, haciéndola impracticable para hombres armados.

Un día, una caravana de unas 30 personas escuchó gritos unos metros más adelante, al aproximarse descubrieron una salvaje estampa, un hombre trataba de defenderse con sus armas mientras su mujer e hijas eran destripadas, despiezadas y su sangre era bebida por varios miembros de los Bean mientras aún seguían con vida.
Al divisar a los viajeros y su gran número, los salvajes huyeron entre las colinas. Este hecho sirvió para descubrir que no eran lobos los causantes de las masacres sino humanos en estado de salvajismo y que vivían cerca.
Uno de los presentes hizo que el relato llegase a oídos del rey Jaime I, el cual envió a 400 hombres armados acompañados de perros de caza a la zona, el olor a carne podrida que salía de la cueva facilitó la tarea, tras cientos de metros en zig zag, llegaron al hogar de los Bean y descubrieron una grotesca visión.

Además de una fortuna en joyas, ropajes y diferentes enseres sustraídos a los viajeros.
Toda la familia fue detenida y trasladada a Glasgow, donde los hombres fueron desmembrados en público para que se desangrasen lentamente en presencia de las mujeres de su estirpe, las cuales posteriormente fueron quemadas vivas mientras proferían blasfemias y maldiciones y sin mostrar la más mínima prueba de arrepentimiento.
La pesadilla había acabado.
Sin embargo, existe una leyenda en Girvan, un pueblo cercano, que habla de una mujer, hija mayor de Sawney, que abandonó la cueva para instalarse allí, integrándose en la sociedad, pero alguien descubrió su ascendencia y fue ahorcada en un árbol que ella misma había plantado.
Se dice que, desde entonces, quien se para bajo él, puede escuchar el sonido del cuerpo de la hija de Sawney balanceándose.

Algunos expertos aseguran que se trata de una leyenda inventada por los ingleses para ejemplificar la barbarie escocesa.
Lo cierto es que en la costa de Ballantrae existe aún una gruta que los lugareños llaman la cueva de Sawney Bean, en la que hace muchos años que nadie se atreve a entrar.
Sawney Bean sirvió también de inspiración para la creación de un personaje de los cómics de Batman llamado Solly Bean, un criminal caníbal cuya compulsión es devorar carne humana.
Créditos: Mazmorra de lo Grotesco
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